¿Cuántas veces estas estresados y te provoca comer un plato delicioso de pasta o una hamburguesa acompañada de un helado con salsa de chocolate? Si, La literatura médica respalda esta afirmación. Un estudio multinacional que incluyó a profesionales de la salud de siete países europeos encontró que el burnout se asocia significativamente con un mayor consumo de comida rápida.[1] Además, otro estudio realizado entre mujeres trabajadoras mostró que aquellas con burnout presentaban puntuaciones significativamente más altas en alimentación emocional y descontrolada, lo que sugiere una mayor tendencia a consumir alimentos ricos en carbohidratos y grasas saturadas.[2]
Estos hallazgos son consistentes con la "hipótesis de la comida de confort", que postula que el estrés crónico puede promover comportamientos de recompensa asociados con la ingesta de alimentos ricos en carbohidratos y grasas saturadas.[3] Por lo tanto, el burnout no solo afecta el bienestar mental, sino que también puede influir negativamente en los hábitos alimentarios, llevando a un mayor consumo de alimentos poco saludables.
Sin embargo, llegar a un burnout toma estas en el tiempo y decisiones no muy adecuadas que te llevan a quemarte, pues déjame decirte que la alimentación es uno de los factores que te puede llevar a recorrer la estos paso más rápido.
La relación entre la nutrición y el burnout ha sido objeto de estudio en diversas investigaciones. Un estudio transversal realizado entre empleados municipales en Finlandia encontró que el consumo frecuente de alimentos saludables, como productos lácteos bajos en grasa, vegetales, frutas, bayas, alimentos vegetales y carne blanca, se asocia con niveles más bajos de síntomas de burnout. Este estudio sugiere que una dieta diversa y equilibrada puede promover el bienestar laboral.[4]
Además, una revisión sistemática sobre el comportamiento relacionado con el balance energético y el burnout concluyó que, aunque la mayoría de los estudios se centraron en la actividad física, algunos estudios observacionales también encontraron que una dieta más saludable se asocia con un menor riesgo de burnout. Sin embargo, se necesitan más investigaciones de alta calidad para establecer una relación causal clara entre la dieta y el burnout.[5]
El burnout es multifactorial y por ende debe ser analizado en su raíz y sus etapas.
El Burnout: Entendiendo las Raíces y Cómo Evitarlo
El burnout, también conocido como síndrome de agotamiento profesional, es un fenómeno que ha ganado cada vez más atención en el mundo actual. A menudo se asocia con el exceso de trabajo y el estrés prolongado, pero su causa es más compleja y está relacionada con nuestras motivaciones, la forma en que manejamos el estrés y cómo recuperamos nuestro cuerpo y mente tras periodos de alta demanda.
Las motivaciones detrás del burnout
El burnout puede originarse desde diferentes motivaciones personales y sociales. Estas incluyen:
Motivación basada en carencias: Algunas personas buscan demostrar su valía o llenar un vacío emocional, esforzándose constantemente para alcanzar metas que creen que les darán reconocimiento o aceptación.
Motivación altruista: Otros pueden impulsarse por un deseo de ayudar al prójimo, sacrificando su propio bienestar por el beneficio de los demás. Aunque esto puede parecer noble, también puede llevar a desequilibrios si no se establecen límites.
Adicción al trabajo: Cuando se combinan estas motivaciones con la necesidad de dar siempre el máximo, el trabajo puede convertirse en una adicción, también conocida como workaholism. Las personas workahólicas encuentran dificultad en desconectarse del trabajo, lo que perpetúa ciclos de estrés crónico.
El burnout no es solo estrés
El burnout no surge únicamente del estrés, sino de una mala gestión de este y la incapacidad de recuperarse física y emocionalmente. El estrés en sí no es intrínsecamente malo: puede ser un motor de acción y superación. Sin embargo, cuando no permitimos a nuestro cuerpo y mente descansar y renovarse, el estrés se convierte en un enemigo silencioso.
El impacto del estrés desregulado en el sistema nervioso es profundo. Puede alterar el equilibrio entre el sistema nervioso simpático (que prepara al cuerpo para la acción) y el parasimpático (que lo calma y repara). Una exposición prolongada al estrés crónico puede llevar a problemas como:
Fatiga constante.
Insomnio.
Dificultades de concentración.
Ansiedad y depresión.
Etapas del burnout
El burnout tiende a desarrollarse en etapas progresivas:
Entusiasmo inicial: Alta motivación y energía para enfrentar retos.
Estancamiento: Comienza la sensación de fatiga y frustración ante la falta de resultados esperados.
Frustración: Aumento del cansancio físico y mental, junto con sentimientos de ineficacia y desmotivación.
Agotamiento: Estado de colapso físico y emocional, que puede impactar severamente en la salud.
El burnout y nuestra relación con la comida
Un aspecto menos discutido del burnout es su influencia en los hábitos alimenticios. El estrés crónico puede alterar nuestras elecciones alimentarias, llevándonos a preferir alimentos altos en carbohidratos y bajos en proteínas. Esto se debe a que el cuerpo busca rápidas fuentes de energía para enfrentar el estrés, pero estas elecciones pueden agravar la fatiga y la falta de concentración.
Cómo trabajar intensamente sin quemarse
Para evitar el burnout mientras enfrentamos jornadas largas de trabajo, es fundamental adoptar estrategias de cuidado personal:
Gestión del tiempo: Establece horarios claros y respeta pausas regulares.
Recuperación activa: Practica actividades que promuevan la relajación, como meditación, yoga o caminatas al aire libre.
Alimentación balanceada: Asegúrate de incluir suficientes proteínas, grasas saludables y carbohidratos complejos para mantener la energía estable.
Sociabilidad: Fomenta relaciones positivas fuera del ámbito laboral.
Autoconocimiento: Aprende a reconocer las señales de agotamiento y ajusta tus rutinas en consecuencia.
Reflexión final
El burnout no solo afecta a nuestra productividad, sino también a nuestra salud y relaciones personales. Entender sus causas y aprender a manejar el estrés de forma saludable es clave para evitar caer en este ciclo. Recordemos que trabajar duro no implica sacrificar nuestro bienestar; el equilibrio es la clave para un éxito sostenible.
Alexandrova-Karamanova A, Todorova I, Montgomery A, et al. International Archives of Occupational and Environmental Health. 2016;89(7):1059-75. doi:10.1007/s00420-016-1143-5.
2.Occupational Burnout, Eating Behavior, and Weight Among Working Women. Nevanperä NJ, Hopsu L, Kuosma E, et al. The American Journal of Clinical Nutrition. 2012;95(4):934-43. doi:10.3945/ajcn.111.014191.
3.Increases in Weight During Chronic Stress Are Partially Associated With a Switch in Food Choice Towards Increased Carbohydrate and Saturated Fat Intake. Roberts CJ, Campbell IC, Troop N. European Eating Disorders Review : The Journal of the Eating Disorders Association. 2014;22(1):77-82. doi:10.1002/erv.2264.
Penttinen MA, Virtanen J, Laaksonen M, et al. Nutrients. 2021;13(7):2393. doi:10.3390/nu13072393.
5.The Association Between Energy Balance-Related Behavior and Burn-Out in Adults: A Systematic Review. Verhavert Y, De Martelaer K, Van Hoof E, et al. Nutrients. 2020;12(2):E397. doi:10.3390/nu12020397.
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